Por Minerva López
Fotografia: Mónica López
Después de dos borradores en papel y tres digitales,que no tenían pies ni cabeza, me he resignado por escribir algo un poco menos "estructurado", no sé porque me cuesta tanto escribir un reseña, será porque no sé aún cómo describir en detalle lo que viví el pasado 1 de abril en La Sala Joy Eslava de Madrid cuando decidí ir a ver a La Banda de Fesser
Llegue a las nueve y pocos minutos y ya sonaba Una buena historia, mi canción, hasta la fecha, favorita de La banda de Fesser, lo primero que vi es que no había tanta gente como para no poder llegar hasta las primeras filas, así que vivir de cerca el concierto no fue difícil. y ahí estaba yo en segunda o tercera fila, tratando de descifrar la situación, al público, a la banda, a todo, mientras que cuatro chicos al lado mío cantaban, bailaban y aplaudían cada uno de los movimientos de los cinco músicos que lo daban todo en el escenario.
¿Qué sentí al verlos, y en durante el concierto? Pues Rock, eso es lo que se siente, Rock en estado puro, guitarras, bases, complementos, todo es rock, de ese que te eriza la piel, ese que cuando cierras los ojos te transporta a un sitio donde la euforia y la calma conviven en armonía, donde cantas al unisono y te sientes liberado mientras estas rodeado por miles de personas.
Las canciones más coreadas y las que al parecer llegaban a lo más profundo a los asistentes fueron, Reyes de Sangre Roja, Japón, Frío o Calor, y Quédate a dormir y por su puesto Agarrado, sin dejar de lado Si la música es Ruido que contó con la colaboración de su productor José Nortes, tema en el que reaccione y descubrñi que la gente del principio, del concierto, se había triplicado.
Lo que esta banda proyecta en el escenario es pasión, amor y derrocha talento, el ánimo y entrega de Peto en la guitarra, las sonrisas enormes y el detalle de Dani al bajo, la energía de Nzola a la bateria, ese elemento de estilo y profundidad que dota Billi a cada canción con su voz y la estructura se complementó a la perfección con Sam en el saxofón.
En mi imaginario, pasan de los chicos que por un momento parecía que les venia grande el escenario a cinco músicos que les queda pequeño el mundo, que transmiten, que hacen que cada parte del cuerpo se estremezca y que todos queramos seguir agarrados a ese sueño ardiendo que es La Banda de Fesser.
En mi imaginario, pasan de los chicos que por un momento parecía que les venia grande el escenario a cinco músicos que les queda pequeño el mundo, que transmiten, que hacen que cada parte del cuerpo se estremezca y que todos queramos seguir agarrados a ese sueño ardiendo que es La Banda de Fesser.
Este concierto en la Sala Joy Eslava es solo el inicio de lo que puede ser esta banda que presenta apenas un segundo disco. Si siguen con ese amor por lo que hacen, esa tenacidad, esa sencillez y aquel gran cariño y respeto por su público, llegarán seguramente a convertirse en un referente musical del rock español.
Yo esperaba hacer una crónica detallada en la que contar en detalle cada movimiento de los músicos y los asistentes, pero a veces eso no es posible, porque lo que se siente en un concierto muchas veces va mas allá de una simple descripción.
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